Ya sea que esté preparando parrilladas sobre una llama abierta, como en una barbacoa, o en una sartén grill, es importante que la sartén esté lo suficientemente caliente para sellar bien sus ingredientes. Esto limitará la pérdida de vitaminas, minerales y jugos. Al dorar sus ingredientes hasta que se forme una costra, les otorgará un sabor adicional.
La temperatura ideal para asar varía entre 150 y 250 °C. Asegúrese de no superar esta temperatura máxima para evitar cualquier sobrecalentamiento.
Atención: Una sartén de hierro fundido siempre debe calentarse lentamente y de manera progresiva (comience con 5 minutos al 30 % de la potencia total y aumente gradualmente). Siempre unte la sartén con una capa de aceite, no debe calentarse en seco.